Enfrentarse o no enfrentarse
Mientras observaba cómo se desarrollaban los acontecimientos, sentí un tirón de indecisión: una parte de mí quería intervenir, enfrentarse a matones como Jake y Travis, pero algo me contuvo. El camionero no parecía necesitar ayuda. En todo caso, se comportaba como un hombre con asuntos pendientes, algo que sólo él podía resolver. Me crucé de brazos y opté por esperar, igual que el resto de la multitud. Tal vez, sólo tal vez, estaba a punto de darle la vuelta a todo el encuentro, y yo no iba a perdérmelo.

Enfrentarse o no enfrentarse
La silenciosa revelación de Bill
Bill, de pie a mi lado, se inclinó lo suficiente para que sólo yo pudiera oírlo. “A veces, las historias más ruidosas son las de los silenciosos”, murmuró, con la voz cargada del peso de la vieja sabiduría. Dejé que sus palabras se asentaran, considerando los años de experiencia que había tras ellas. El silencio del camionero, su firme compostura, no era vacío; era una afirmación en sí misma. La perspicacia de Bill cambió mi perspectiva, haciéndome preguntarme qué clase de historia llevaba este hombre, del tipo que no necesitaba palabras para ser escuchada.

La silenciosa revelación de Bill