Respeto tácito
Bill se inclinó hacia él, con voz baja pero segura. “Los camioneros tienen un código tácito de respeto” Sus palabras parecían una llave girando en una cerradura, revelando algo más profundo bajo la superficie. Explicaba la presencia inquebrantable del camionero, la forma en que llamaba la atención sin fuerza ni bravuconería. La perspicacia de Bill cambió el momento, convirtiéndolo de un mero enfrentamiento en algo más rico: una historia jamás contada, de líneas trazadas no por el ego, sino por el respeto ganado a lo largo de incontables kilómetros en la carretera.

Respeto tácito
Cruzar la línea
Mientras observaba, me invadió un sentimiento inquietante: Jake y Travis se acercaban sigilosamente a una línea que no debían cruzar. Algunas líneas, una vez traspasadas, lo remodelan todo, y estos dos no tenían ni idea de que estaban hurgando en un tigre, ajenos al poder silencioso que se ocultaba tras aquellos ojos firmes. Su ignorancia no sólo era imprudente, sino peligrosa, y amenazaba con desenmarañar mucho más que su superficial bravuconería. Y entonces, el susurro de Bill cortó el aire cargado como una mecha de combustión lenta: “Ése es Perro Rabioso McClain”

Pisa el acelerador