Cenando con Sarah
Durante una acogedora cena con Sarah, por fin me abrí y lo solté todo. “Evan es diferente ahora”, dije en voz baja, picoteando mi ensalada. “Está… distante” El rostro de Sarah se preocupó y me animó a seguir hablando. Le conté que Evan parecía estar alejándose, lo que me inquietaba sobre el vínculo que una vez compartimos. “Odio sentirme tan desconectada de él, como si sólo estuviera aquí, adivinando”, admití, y sentí una oleada de alivio cuando ella asintió en señal de comprensión. Me sentí bien al compartir por fin el peso que había estado llevando sola.

Cenando con Sarah
El consejo de Sarah
“Quizá sólo necesite espacio”, sugirió Sarah, siempre la voz de la razón. “Los chicos se vuelven raros a veces; dale tiempo” Pero por mucho que quisiera creerla, no podía deshacerme de la preocupación que me corroía. “Lo sé, pero hay algo que no me cuadra -admití, removiendo distraídamente la bebida. Su consejo tenía sentido, pero aquella sensación de inquietud persistía como una sombra indeseada que se negaba a desaparecer. Agradecí su apoyo, pero en el fondo sabía que era algo más que una simple necesidad de espacio.

El consejo de Sarah