Pasó el tiempo
Con una determinación inquebrantable, Karen se aferró a la decisión de abrazar plenamente todo lo que el embarazo le deparaba. Los días avanzaron, y la fecha del nacimiento se acercó inexorablemente a medida que los meses transcurrían. Sin embargo, este embarazo se manifestó de forma distinta a los anteriores, desplegando una serie de desafíos y tensiones que pusieron a prueba su fortaleza. Su cuerpo se volvió un laberinto de sensaciones, mucho más tenso y demandante que en sus experiencias previas como madre. Ciertos días, incluso, se le hizo difícil levantarse de la cama, envuelta en el vaivén de las emociones y las incomodidades físicas. A pesar de las dificultades, Karen encontró en su determinación y amor incondicional el motor para seguir adelante.

Pasó el tiempo
George cuidaba mucho de ella
George, un hombre de noble corazón, siempre se esforzaba al máximo para asegurarse de que su amada esposa se sintiera cómoda y apoyada. Sin embargo, Karen notó un matiz peculiar en su comportamiento, aunque siempre había sido un caballero amable y atento. Se preguntaba qué podía estar detrás de estas acciones excepcionales que George tomaba en su nombre. Cada gesto parecía desplegar un esfuerzo adicional, como si hubiera cruzado fronteras emocionales y físicas para velar por su bienestar. En medio de esta percepción, Karen se encontraba entre la gratitud y la incertidumbre, cuestionándose qué impulsaba este torrente de cuidado inusual. Pero más allá de los interrogantes, el amor que George le ofrecía era un regalo invaluable, una muestra de que en el tejido de su historia compartida, florecía una conexión profundamente arraigada y un compromiso sin igual.

George cuidaba mucho de ella