George era un hombre muy tradicional
Karen se había unido a George en matrimonio, consciente de que él era un hombre de la vieja escuela, arraigado en las normas tradicionales de género. Al igual que él, ella también estaba imbuida de la obsesión por los roles de género, y en cierto modo, esta compatibilidad los había unido. Sin embargo, la sorpresa la embargó al ver cómo George se desvivía por hacer cosas por ella durante el embarazo. Aquella preocupación comenzó a germinar en su corazón, haciéndola cuestionar si algo andaba mal con él. Esas acciones que él tomaba, a pesar de ser muestra de cariño, se percibían fuera de lo común, rompiendo con las expectativas de los roles tradicionales que ambos habían internalizado. Karen luchaba con una amalgama de emociones, debatiéndose entre la gratitud por el amor de George y la incertidumbre ante la novedad de su conducta.

George era un hombre muy tradicional
Todo aquello era muy extraño
Las dudas e interrogantes rondaban incansables la mente de Karen mientras se preguntaba si George tenía información que ella desconocía. La cortesía y la atención excepcional que él le brindaba durante el embarazo alimentaban aún más su intriga. Inicialmente, Karen intentó atribuir sus dudas a las fluctuaciones hormonales propias de esta etapa, buscando explicaciones simples para aquello que resultaba incomprensible. Con el transcurrir del tiempo, sin embargo, sus sospechas comenzaron a ganar fuerza y tomar forma. Los indicios y gestos de George la llevaban a una conclusión inquietante: tal vez él estaba ocultando algo o sosteniendo un secreto que prefería mantener alejado de su conocimiento. En esa encrucijada, el corazón de Karen se veía atrapado entre la incertidumbre y el anhelo de la verdad.

Todo aquello era muy extraño