Emily tenía razón.
Parece que en aquel momento en que Michael intercedió entre su madre y su mujer, por fin se dio cuenta de que debería haber escuchado antes a Emily, lo que le partió el corazón. Emily lo había predicho a kilómetros de distancia, pero él había sido demasiado sordo para oírla. La ira resurgió cuando sospechó que su madre había interferido deliberadamente en su relación con Emily, y volvió a ponerse en su contra.

Emily tenía razón.
Perder el control
Miguel experimentó varias emociones simultáneamente. Su madre era el blanco de su ira, frustración, tristeza y decepción. De repente, el hombre que siempre reflexionaba antes de expresarse desapareció, y algo en Miguel hirvió sin cesar. Sus manos empezaron a temblar y su visión se oscureció. Perdió su autoridad. Lo único que recuerda después son los jadeos de sorpresa de todos los que le rodeaban.

Perder el control