Sin pronunciar palabra
Nadie tenía ni idea de qué hacer. El silencio se interrumpió cuando los presentes empezaron a gritar a Michelle, intentando hacerla entrar en razón, pero ella no dijo nada más. Se limitó a mirar a su hijo fijamente a los ojos, manteniéndose firme, como si declarara: “Aquí quien tiene el poder soy yo”. Parecía una secuencia sacada de una película.

Ni una palabra
Proximidad con la mano
De repente, Miguel dio un paso adelante. Soltó lentamente las manos de la mujer y se acercó en silencio a su madre. Su actitud era fría y su semblante serio. La energía que le rodeaba estaba cargada de ira, una ira capaz de hacer que incluso una madre sintiera miedo de su propio hijo, porque en cuanto su hijo empezó a avanzar hacia ella, Michelle empezó a mostrarse nerviosa.

Cercanía a la madre