Posibles escondites
“¿Qué te parece ese viejo cobertizo?” Propuso Sophie, trazando el mapa con el dedo. “Y el jardín de la azotea”, añadió Emily, reflexionando sobre la afición de Miguel a los lugares ocultos. Enumeraron todos los lugares que se les ocurrieron, lugares que parecían apropiados. No era mucho, pero cada lugar contenía un atisbo de esperanza. La lista siguió creciendo, y cada lugar representaba una posible respuesta a la pregunta principal de la noche.

Posibles escondites
Susurros de esperanza
Se pusieron en pie, dispuestas a afrontar el reto. “Vamos a por ello”, dijo Emily, con actitud decidida. Sophie asintió con la cabeza, con la misma resolución que su hermana. Mientras buscaban, la esperanza murmuraba entre ellas. “Nos encontraremos”, dijo Sophie con suavidad, apretando la mano de Emily. Emily asintió con la cabeza, lo que la animó. Su diálogo era una combinación de resolución y murmullos de ánimo. La esperanza era la luz que las guiaba, que las impulsaba hacia delante en la oscuridad de la noche.

Susurros de Esperanza